La historia de las parejas de Ferrari en el pasado reciente
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En los últimos días diversos especialistas, entre ellos el italiano Leo Turini, han generado opiniones sobre la posible promoción del prospecto Charles Leclerc en lugar de Kimi Raikkonen, estimando que el cambio puede ser prematuro y recordando hasta qué punto el finlandés representa un factor de equilibrio dentro del equipo Scudería Ferrari. Estas opiniones señalan que la dupla que desde el 2015 forma el finlandés con el alemán Sebastián Vettel ha sido la más completa que ha tenido Ferrari en su pasado reciente, por lo cual hemos creído interesante recordar las anteriores.
Raikkonen volvió a Ferrari en el 2014 tras una ausencia de 2 años, con la misión de apoyar un trabajo de reconstrucción del equipo a partir del punto calamitoso donde lo llevó el liderazgo de Fernando Alonso. La intención en Maranello era que Raikkonen reemplazara al español, pero un nuevo y generoso aporte del Banco de Santander (el auspiciante que pagó el ingreso de Alonso a Ferrari) hizo a los italianos cambiar de opinión, optando por sacrificar a Felipe Massa, quien ya había firmado un nuevo acuerdo, un contexto en el cual nunca la relación Raikkonen-Alonso fue muy cercana.
Antes de ingresar Alonso a Ferrari, el compañero de Raikkonen era Felipe Massa. Aquella dupla (entre 2007 y 2009) funcionó bien en el aquí y el ahora de un equipo que tenía un carro competitivo en consecuencia con el trabajo hecho en temporadas previas, pero requería tecnológicamente hacia el futuro con el cambio macro-reglamentario del 2009. Ello, en parte, se debió a las dificultades de luchar a la vez por el título mundial y por adaptarse a un nuevo cambio macro-reglamentario, al grave accidente de Massa en Hungría y a que justamente en ese momento se planteó el ingreso de Alonso al equipo.
Entre 1996 y 2006 la historia de Ferrari estuvo absolutamente condicionada por la presencia de Michael Schumacher, en torno al cual confluyeron todos los esfuerzos. Hasta llegar Schumacher a Ferrari, el objetivo era otorgar a ambos pilotos las máximas condiciones de competitividad posibles a fin de que siempre optaran por igual a conseguir para el equipo el mejor resultado. A partir de la llegada de Schumacher, el objetivo pasó a ser buscar victorias y títulos con el alemán; un objetivo al cual tuvieron que plegarse pilotos como Eddie Irvine, Rubens Barrichello o Felipe Massa, quienes tuvieron que enfocar sus esfuerzos en función de eso.
Antes de la llegada de Schumacher, el equipo Ferrari estaba formado por Gerhard Berger y Jean Alesi (1993-1995). El austríaco siempre se proyectó como un gran líder de equipo y un gran desarrollador técnico, pero su estancia en Ferrari dejó claro que no era tan bueno en estos menesteres como él (o el ambiente) decía y en cambio era muy bueno en el juego político interno. El francés, entre tanto, pertenecía a esa escuela de pilotos que trataba de adaptarse y sacar provecho al material que recibiese en vez de trabajar para construir un carro y un equipo a la medida de sus capacidades.
Jean Alesi permaneció en Ferrari entre 1991 y 1995, teniendo en ese período tres compañeros: Alain Prost, Iván Capelli y el ya mencionado Gerhard Berger. Eran años complicados para el equipo y el rendimiento del piloto se vio perjudicado. En el caso de Prost, su posición era casi tan jerárquica como la de Schumacher y acabó siendo víctima del entramado político que él mismo colaboró en sostener. Un contexto en el cual Alesi ciertamente no estaba para nada aventajado.
El ingreso de Iván Capelli fue resultado de esas políticas internas y en su único año en el equipo, siempre estuvo claro que fue una elección transitoria. Luego Berger regresó tras una ausencia de 3 años y con la misión de retomar el liderazgo de manos de la misma persona que fue contratada para reemplazarle a él. Una situación análoga a la de Raikkonen y Alonso, con el finlandés siendo “desconectado” para vender el puesto al español y finalmente reconectado cuando hubo que salir de Alonso al éste no cumplir el objetivo de ganar el título.
Así las cosas, no es difícil concordar con gente como Leo Turini en que la última vez que Ferrari tuvo una dupla de pilotos completa, competitiva y compensada por igual fue en los tiempos en que Alain Prost compartió el equipo con Nigel Mansell, o cuando Nigel Mansell hacía dupla con Gerhard Berger. Eran tiempos en que ambos pilotos tenían la misma capacidad técnica, la misma jerarquía profesional y el mismo apoyo interno para competir en igualdad de condiciones por el mejor resultado absoluto posible para la divisa.
El análisis de las duplas en Ferrari muestra cómo por primera vez en años, Ferrari tiene dos pilotos comprometidos por igual con el objetivo de que el equipo gane el título. Cuando Alonso llegó a Ferrari, nunca tuvo como objetivo al equipo, sino la conquista del título como un logro personal. Un reproche que Luca Cordero di Montezémolo hizo varios años después al establecer como una de las bases del fracaso del español en Maranello que “llegara al equipo a buscar un título mundial exclusivamente para él y pensando solo en él, sin tomar en cuenta a Ferrari”.
En el caso de Michael Schumacher, su compromiso con Ferrari siempre estuvo bien entendido y su llegada al equipo estuvo signada por un contexto político-deportivo-comercial singular, que incluyó la negociación de acuerdos comerciales especiales para favorecerles y con la aceptación de los demás equipos. Los demás pilotos llegaron a Ferrari más bien como consecuencia del axioma que dice que “tarde o temprano, los mejores pilotos de la F-1 terminan conduciendo en algún momento de sus carreras para Ferrari”. Ese solo hecho ya fue suficiente para personas como Barrichello, Berger, Alesi, Capelli o Massa, para quienes el solo hecho de llegar al equipo rojo representó el clímax de su carrera deportiva, incluso sin estar el título de por medio. (Flash del Motor).