Las decisiones deportivas que Marchionne dejó pendientes

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Los empresarios John Elkann y Luigi Camilleri, quienes desde el pasado sábado son respectivamente el Presidente Ejecutivo y el Administrador Delegado en el equipo Scudería Ferrari, han dejado entrever en sus primeras declaraciones a la prensa que su gestión iniciará con la intención de dar matiz continuista a la que hasta el pasado mes de junio había desarrollado el empresario Sergio Marchionne, fallecido en Suiza el martes luego de una breve enfermedad terminal.

Según medios especializados, la intención continuista de Elkann y Camilleri se encontrará al breve plazo con la necesidad de tomar decisiones importantes que Machionne no pudo tomar a causa de su enfermedad.

Para los aficionados, la más llamativa de las decisiones pendientes tiene que ver con el futuro deportivo de los pilotos Kimi Raikkonen y Charles Leclerc.

Marchionne habría sentenciado en sus últimas visitas a la sede de Scudería Ferrari en Maranello, que Leclerc debería relevar a Raikkonen, pero varios directivos del equipo señalaron que sería ideal hacerlo en 2020 ya que para 2019 sería prematuro, lo cual quedó en ser revisado durante el mes de agosto. La posición continuista prometida por Elkann al equipo sugiere que éste tratará de comprometer lo menos posible el actual equilibro deportivo del team, en vista de su buen nivel de rendimiento.

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Dando como un hecho la continuidad de Raikkonen en Ferrari, tal como han sugerido importantes factores como Maurizio Arrivabene, Mattía Binotto y Sebastian Vettel, la decisión a tomar tendrá que ver con el modo en que Charles Leclerc completará su preparación a fin de asumir en algún momento el reto de pasar al equipo Ferrari. Esto, más que su continuidad en su actual equipo (Alfa Romeo Sauber), tendrá que ver con el modo en que se enfocará esta continuidad justamente para hacerle crecer y a la vez hacer crecer al equipo.

Marchionne fue un fuerte impulsor de la decisión de retornar el emblema de Alfa Romeo a las carreras, primero como co-patrocinador de Ferrari y a partir de este año como patrocinador principal del equipo Sauber, que en consecuencia fue denominado Alfa Romeo Sauber. El plan contempla un nivel de compromiso mayor que incluía el uso del equipo suizo para formar futuros técnicos de Ferrari, desarrollar tecnología en la sede de Alfa Romeo y encargarse de la evolución y entretenimiento de las unidades de fuerza que proporciona Ferrari.

En un principio se había establecido que Ferrari suministraría el tren de mando y se encargaría de las rutinas de mantenimiento, desarrollo y reparación, hasta que Alfa Romeo alcanzara el nivel necesario para hacerlo, bien sea en Suiza, en Italia, o en EE.UU. Sin embargo todos estos planes formaban parte de una visión personal de Marchionne, que éste – según su costumbre – iba revelando a sus colaboradores según avanzaba su plan, a manera de “próximo objetivo”.

Es difícil pensar en qué modo evolucionará – sin Marchionne – la presencia de Alfa Romeo en Fórmula 1 a través de Sauber, pues la visión de Marchionne en cuanto a que Alfa Romeo sería más un socio técnico que un patrocinador de Sauber no era totalmente entendida o compartida por Ferrari.

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Al fallecer Marchionne, el plan de hacer regresar el emblema de Alfa Romeo a la F-1 está en una fase muy inicial, que necesitaba la visión del empresario para crecer. Esta fase inicial ya está generando un buen impacto positivo sobre la marca comercial Alfa Romeo gracias a la asociación con la imagen joven y fresca de un futuro campeón como Charles Leclerc, pero todavía están por verse los efectos sobre las ventas de Alfa Romeo, que permanecían estancadas pese a haberse completado ya el ambicioso plan de renovación de gama propuesto por Marchionne y claramente necesitadas de una fuerte imagen de marca, que se esperaba conseguir con la F-1.

Para varios expertos, lo mejor que pueda ocurrir es que Ferrari, Leclerc y Alfa Romeo continúen asociados en el 2019. Una promoción del piloto monegasco le obligaría a éste a emular el actual (y alto) nivel de Raikkonen y obligaría a Alfa Romeo a conseguir mantener la misma dinámica sin Leclerc, lo cual en ambos casos pareciera más complicado e improbable que acelerar la positiva tendencia alcista que ahora protagonizan.

Marchionne, pese a su corto tiempo como “supremo” de Ferrari y a su poca experiencia en el ambiente de la F-1 y del deporte a motor, había logrado una proyección política interesante en medio del proceso que vio a la F-1 despedir a un antiguo rector comercial (Bernie Ecclestone) para recibir a uno nuevo (Liberty Media).

En lo que ha sido un proceso peculiar de ingreso de los norteamericanos de Liberty Media al negocio y de un igualmente peculiar proceso de interpretación de éstos sobre lo que debe ser el deporte, Marchionne se convirtió en el muro de contención que protegía el esquema tradicional y el orden político establecido en la categoría contra Liberty Media, que dejó clara su intención de hacer aumentar su influencia y ganancias a costa de los equipos, sin pretender en ningún momento incluirles en el modelo de negocios, ni ofrecerles oportunidades de desarrollo.

“Equipos como Ferrari pueden permitirse estar en Fórmula 1 porque sus costos son cubiertos por empresas del área automotriz, que no pertenecen al deporte. Por ello, si Liberty Media quiere hacer crecer el negocio, debe permitir que la participación de Ferrari y otras empresas automotrices sea rentable por sí misma. Ellos ahora manejan un modelo de negocios que tiene 70 años y que empresas como Ferrari han apoyado desde entonces. Eso debe ser respetado y si no, entonces no tendríamos problemas en ir a otras categorías en las cuales tengamos el máximo retorno de marca con la mínima inversión, como NASCAR” había expuesto Marchionne en una posición política y de negociación dura, que ahora requiere quien la sostenga.

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La posición de Marchionne llevó a Ferrari a establecer un frente político común con Mercedes AMG, como contraparte contra Liberty Media, que hasta ahora ha permitido a ambas empresas defender su actual posición hegemónica en el deporte, como máximos exponentes del axioma “quien más invierte es quién más debe ganar” en vez de apoyar el patrón de que todos los componentes del “sistema F-1” deben tener un peso específico idéntico y aportar por igual a la gran meta de hacer que la gestión (la de Liberty Media) sea rentable.

También Marchionne, en ese frente político armado con Mercedes AMG, estaba ejerciendo una fuerte posición continuista en materia de Reglamentos Técnicos y acuerdos comerciales, cuando los actuales se venzan a finales de 2020. Su salida del tablero cuando todavía la negociación de esas normas técnicas y esos acuerdos comerciales están en fase embrionaria, pone un serio interrogante sobre un entorno aún no del todo claro.

El ambiente de la F-1 fue una buena vitrina para demostrar las capacidades como negociador y aglutinador de voluntades que siempre caracterizaron a Marchionne. Pese a la fuerte posición antagónica que Ferrari – a través de Marchionne – tomó frente a la gestión de Liberty Media, el Presidente de ésta, Chase Carey, no dudó en describirle como “una gran persona y un gran amigo” al enviar sus condolencias.

Varios medios especializados convinieron en que pese a que en ocasiones Marchionne mostró un exceso de presión y ansiedad en sus métodos de gestionar Ferrari, o que asumió a veces posiciones muy radicales en sus posicionamientos frente a Liberty Media, el empresario supo – siendo un recién llegado al ambiente – posicionar adecuadamente a su divisa en lo deportivo, en lo técnico y en lo político. Algo que, tratándose del equipo más antiguo de la categoría y de la marca más relevante del deporte a motor, no debe ser subestimado.

El problema, tal como exponen los medios especializados, será “el día después…”. (Flash del Motor).

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