Alonso tocó en Francia los dos extremos del deporte a motor
Recibí las noticias en tu celular: Canal de WhatsApp Motorpy
Numerosos medios especializados se han hecho eco en las últimas horas de la actuación del piloto español Fernando Alonso durante su reciente estadía en Francia, país donde participó el pasado domingo en el Gran Premio de Francia, disputado en el Circuito Paul Ricard como octava prueba del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, y donde una semana antes logró un resonante triunfo en las “24 Horas de Le Mans” con Toyota.
En Le Mans, donde se disputó la segunda de las nueve fechas de la Súper Temporada 2018/19 del Campeonato del Mundo de Resistencia (WEC, por sus siglas en inglés), el equipo oficial Toyota disfrutó de un particular y sumamente favorable contexto reglamentario, que le permite participar en este serial en condiciones francamente idílicas por lo que respecta a superioridad técnica y a una absoluta falta de oposición. En esas circunstancias, con un material prolijamente desarrollado por la empresa automotriz y con la casi totalidad del trabajo de apoyo técnico y organización desarrollado por otros pilotos, Alonso no tuvo que hacer mucho más que asegurarse estar en buena forma física para competir en un entorno donde era imposible perder.
Por el contrario, el español ocupa un rol completamente diferente en McLaren en F-1, donde sí es una pieza clave en el proyecto técnico del equipo desde que regresó a sus filas en el 2015.
A pesar de que el presupuesto y los medios no han faltado en McLaren, los resultados se resisten a llegar sin que parezca influir demasiado el cambio de unidades de potencia Honda a Renault.
Con las unidades de potencia francesas, el auto McLaren pareció alcanzar un nivel superior de consistencia mecánica que le permite al equipo terminar carreras, pero el nivel competitivo sigue siendo bajo y el momento cumbre se vio justamente en Francia, donde los monoplazas británicos solo pudieron preceder a los colistas Williams.
Para el resto del año, Alonso mantendrá su empeño en el WEC, donde la coyuntura le asegura la conquista del título mundial con la sola participación en las nueve competencias de la Súper Temporada, en base a las condiciones de nula oposición que amparan a Toyota.
Por lo que respecta a Fórmula 1, McLaren ha manifestado su disposición a mantener al asturiano bajo contrato, pero no necesariamente en la categoría reina. En realidad los británicos, conscientes del potencial mediático de Alonso y comprendiendo que – sin importar el proveedor de motores – el equipo de F-1 no está recibiendo de sus pilotos las directrices necesarias para armar una organización y un auto competitivos, han entendido qué deben hacer. Esto es colocar al español en una categoría en la cual sea fácil rodearle de las condiciones de falta de oposición y superioridad técnica-reglamentaria que un piloto de sus características requiere para ganar. Condiciones imposibles de alcanzar en F-1, donde la capacidad en pista de un piloto y su liderazgo siguen siendo claves para alcanzar el éxito, como muestra el trabajo hecho por Lewis Hamilton desde que se integró al proyecto de Mercedes AMG en el 2013, o el hecho por Sebastian Vettel para ayudar a Ferrari a reconstruirse luego de llegar a un calamitoso nivel bajo en 2014, justo tras cinco años de presencia de Alonso.
Por lo pronto, el fin de semana francés de Alonso en el Paul Ricard volvió a verse aderezado con los comentarios públicos y picantes del piloto acusando al equipo de la falta de éxito, y con sus críticas hacia otros pilotos cuando no le dan paso. Una novela que se mantendrá hasta el final de la temporada, cuando se sepa claramente si McLaren seguirá siendo el ancla que mantenga al asturiano en F-1, o si ya el equipo británico alcanzó la etapa de desengaño tras la cual inevitablemente dejará ir al asturiano incluso pese a su relevancia mediática, que sigue siendo su mayor (quizá único) aval en el deporte. (Flash del Motor).