Aquí opinamos: la final de Abu Dhabi fue deportiva, confrontando puntos de vista sobre Hamilton y Rosberg
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Mientras los aficionados en general han cuestionado sistemáticamente en foros de internet y charlas el comportamiento del triple campeón Lewis Hamilton al perder el título frente a Nico Rosberg en la última prueba del calendario 2016 de la Fórmula 1, los diferentes dueños de equipos, pilotos activos y pilotos retirados tienen una visión diferente, más favorable al británico.
El consenso general de los especialistas (que compartimos) es que Hamilton no hizo nada que ningún otro piloto en su lugar no hubiese hecho y que se mantuvo dentro de los límites de la deportividad.
Se ha hablado de la supuesta “desobediencia” del británico y de posibles sanciones de su equipo por ello, pero en realidad no hay razón para avalar una u otra hipótesis.
Realmente nunca Mercedes AMG acusó a su piloto de retrasar a propósito al pelotón sino que se limitó a solicitarle que fuera más rápido en determinado momento de la carrera porque había riesgo de ser alcanzado por Max Verstappen (Red Bull) al usar este una táctica de un solo cambio de ruedas o por Sebastian Vettel, el piloto más rápido en pista el domingo pasado.
Los registros cronométricos no exponen realmente que Hamilton haya retrasado a propósito al pelotón para ver si otros pilotos se colocaban en posición de superar a Rosberg (que necesitaba llegar segundo o tercero para ganar el título, si Hamilton ganaba), sino que intentó dosificar sus medios al máximo. En realidad Hamilton tenía poderosas razones para dosificar su ritmo de carrera en vez de intentar, como en otras tantas ocasiones, escaparse en solitario. Su motor (y el de Nico) estaba al límite del kilometraje y debía evitar por todos los medios (a diferencia de Nico) un abandono por avería o una pérdida de rendimiento.
“Me siento cómodo. Estoy en punta y estoy controlando todo”, dijo Hamilton cuando su equipo le pidió acelerar. Esa instrucción, en otro contexto, hubiera sido absolutamente normal y fue respondida de manera también absolutamente normal…
En el contexto de la carrera de Abu Dhabi, que Hamilton intentara retener el pelotón era peligroso también para él, porque podía ser superado por Nico, o incluso ser víctima de un incidente de carrera si Rosberg no hubiese exhibido una conducta tan centrada y hubiese atacado a Hamilton sin reservas, sabiendo que en caso de colisión entre ambos, no tenía nada que perder.
En realidad cuando Paddy Lowe pidió a Hamilton aumentar su ritmo en 0.5” por vuelta, el resultado habría sido una diferencia de unos 5” al terminar la carrera. Insuficiente para dar tranquilidad al box y para justificar correr el riesgo de forzar el material.
El análisis posterior demostró que Hamilton tomó la decisión correcta al preferir dosificar el ritmo, pues ninguno de los Red Bull logró acercarse, mientras Vettel encontró las limitaciones que impone el circuito urbano de Abu Dhabi, donde es muy difícil pasar, sin contar con que el piloto de Ferrari rehusó en su lucha por la victoria hacer maniobras que perjudicaran la lucha por el título que se realizaba delante.
Lo ocurrido tras la carrera tampoco tuvo nada de particular. Desde antes, Hamilton sabía que tendría que viajar a Malasia inmediatamente para atender un compromiso con el patrocinador Petronas. La misma noche después de la carrera, el británico tenía que representar al equipo en la fiesta de despedida de los organizadores del GP de Abu Dhabi y lo hizo tras celebrar con el equipo y con Rosberg en box. Que luego no quisiera acudir a la discoteca donde Rosberg celebraba se entiende cuando se sabe que hay que descansar lo poco que se pueda antes de viajar al día siguiente…
Algunos medios afirmaron que Hamilton rehusó pilotar el martes en los test convocados por Pirelli en consecuencia a su molestia con el equipo por haberle ordenado ceder la victoria a Rosberg, o por perder el título. En realidad no ocurrió ni lo uno, ni lo otro. Los compromisos con Pirelli y Petronas ya estaban previamente contraídos y en esos casos es imposible negarse, porque hay protocolos establecidos.
Que Hamilton haya abortado los test por sentirse indispuesto tampoco pareciera una señal de ruptura con el equipo, si se considera la muy apretada agenda que el británico tuvo que atender la semana previa y la carga de stress que supone la definición de un título mundial, sobre todo cuando hay que digerir la derrota.
En realidad la definición del título en Abu Dhabi mostró a dos pilotos que luchaban por igual y en igualdad de condiciones técnicas. Mercedes AMG fue impecable al ampararlos con los mismos medios y el desempeño del equipo y sus directivos habría sido irreprochable si Toto Wolff y Paddy Lowe no hubiesen sido víctimas de sus nervios al sentir en algún momento de la carrera que podían perderla con Vettel o Verstappen.
Una vez asentadas las cosas y desaparecidos los nervios y estrés lógicos en una definición de título mundial, no hay razón para pensar que lo ocurrido en el GP de Abu Dhabi cree algún tipo de indisposición entre Mercedes AMG y su piloto. La habría habido si Hamilton hubiese hecho algo que comprometiera a Rosberg y dejara la victoria a otro equipo, incluso aunque igual que el título le habría quedado al alemán.
Lo visto en Abu Dhabi, al menos en pista, mostró que Hamilton, Rosberg y Vettel actuaron como grandes campeones de la ética deportiva. Otros “grandes” como Michael Schumacher hubiesen resuelto el asunto con un choque y otros como Fernando Alonso habrían pregonado que a cambio del dinero llevado al equipo en patrocinio, éste estaba obligado a darles las victorias y el título, incluso si ello implicara alterar reglamentos u obligar a otros pilotos a dejarle pasar.
¿Era justo que Paddy Lowe u otro director de equipo pidiese a Lewis Hamilton u otro piloto renunciar a sus posibilidades de victoria y corona a favor de otro piloto de ese mismo equipo en nombre de “sus intereses” cuando a esas alturas ya ha ganado los títulos de pilotos y constructores? No. Al menos desde un punto de vista netamente deportivo.
En todo caso el título este año se lo llevó un piloto, Nico Rosberg, que a lo largo del año demostró haber hecho más para conseguirlo que cualquier otro piloto. Por ello llegó a Abu Dhabi en posición de conformarse con la segunda o la tercera plaza mientras su rival tenía que apostarlo todo a la esperanza de ganar y luego esperar qué ocurría…(Por Julián Alfonso Ruiz, de Flash del Motor).