El Porsche Macan, una genética familiar
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El Macan es un auto excepcional, un Porsche en toda regla. Un automóvil bueno de principio a fin al que, dejando de lado el precio, es difícil encontrarle un punto débil.
Con la aparición del Cayenne, el primer SUV de Porsche, emergieron voces discrepantes que argumentaban que Porsche daba un paso en contra de su propia historia. Más aún cuando apareció el Cayenne Diesel. Superados algunos prejuicios por parte de los seguidores más encarnizados del prestigioso fabricante, el Macan llega ahora cargado de excelentes razones para convertirse en toda una referencia del segmento. Con un diseño que se adhiere al ADN de la marca es un combativo rival de los conocidos Audi Q5, con el que comparte estructura, BMW X3 o Mercedes GLK. Y, por supuesto, del Range Rover Evoque.
Pero el Macan no es un SUV de lujo de 4,68 metros de longitud cualquiera, sino un modelo que lleva el inconfundible sello Porsche. Un sello que lo hace distinto a sus competidores. Porque, no hay duda, es el modelo de esta categoría más deportivo y dinámico fabricado hasta ahora.
El Macan de nuestra prueba llevaba un motor a gasolina de 4 cilindros turbo alimentado, modelo de entrada de 237 caballos. Disponible con tracción total y cambio secuencial PDK de siete velocidades.
Por dentro combina estilo con la calidad de siempre y no se ha renunciado a los detalles típicos como la llave a la izquierda o el cuenta-revoluciones en el centro de los relojes. La consola central es de inspiración Panamera. Tiene una posición al volante excelente, deportiva y con optima visibilidad.
Como cereza en el pastel, suma un andar suave y sumamente refinado. Pero lo que más impresiona es la eficacia dinámica en cualquiera situación. Impresiona saber que la tracción total incorpora la electrónica del deportivo 911, que prioriza el envío de tracción al tren posterior. En modo Off Road, adapta el motor, ABS, tracción y cambio a la circunstancia del terreno. (Autos y Deportes).