El quattro® original, el auto que marco el inicio de la Tracción Total

Audi quattro - 1988
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Audi quattro - 1988“Nuestro deseo es crear un auto que permanezca anclado en el suelo. El aspecto más importante no es la elegancia, sino sus aptitudes. Está visto y comprobado que esta concepción formal es buena, correcta y franca”. Con estas palabras recordaba posteriormente Hartmut Warkuss, el entonces jefe de diseño de Audi, cómo habían enfocado el primer quattro® en la casa alemana de los cuatro aros.

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Derivado del Audi 80 Coupé, pero dotado de una carrocería menos redondeada, el primer quattro® fue presentado el 3 de marzo de 1980 en una pista de patinaje sobre hielo situada cerca del recinto ferial donde se celebró aquel año el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra.

La distancia entre ejes del nuevo Coupé de cinco plazas era 2.524 milímetros; el auto medía 4.404 milímetros de largo y lucía llantas de aluminio de 6 pulgadas en forja de la prestigiosa marca Fuchs.

Ferdinand Piech, por aquel entonces director de Desarrollo Técnico y miembro del Consejo Directivo de AUDI AG, estaba muy consciente de que habían comenzado a escribir un nuevo capítulo de la historia de la automoción. En su discurso de presentación, finalizó su intervención con las palabras: “Este es el debut de la tracción permanente a las cuatro ruedas en el sector de los automóviles de calle”.

El quattro® –que es una denominación sugerida por el jefe de anteproyectos Walter Treser– hizo época y tuvo muy buena aceptación desde el primer momento. La revolucionaria concepción de la tracción y la deportividad del vehículo convenció enseguida a la prensa especializada.

El motor cinco cilindros con 2.144 centímetros cúbicos de cilindrada y con refrigeración del aire de admisión y una presión de sobrealimentación máxima de 0,85 bares proporcionaba 200 caballos de potencia. A 3.500 r.p.m. estaban disponibles 285 Nm de par motor.

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Este quattro®, cuyo peso Audi 80 quattro - 1982-1983era 1.290 kilogramos, pasaba de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos y podía llegar en punta hasta más de 220 km/h. La tracción total permanente, la adecuación deportiva de las suspensiones y el diseño interior funcional hacían de él un deportivo de máxima pureza.

El quattro® era el máximo exponente deportivo de la gama de modelos de Audi en aquella época, y lo era no sólo en lo que se refiere a las prestaciones, sino también en cuanto al precio: 49.900 marcos (26.223 dólares). Cómo si esto no tuviera nada que ver, las ventas del quattro®, cuya comercialización comenzó en noviembre de 1980, se desarrollaron de forma insospechada desde el primer momento.

En los primeros veinticuatro meses de su comercialización se fabricaron en el taller especial N2 del centro de producción de Audi situado en la localidad bávara de Ingolstadt alrededor de 2.000 unidades. Las primeras 400 unidades fueron utilizadas para obtener la homologación del vehículo en el Grupo 4 que disputó luego el Campeonato Mundial de Rally.

El quattro® original se fabricó hasta mayo de 1991, y su producción cesó tras haber vendido 11.452 unidades. Aparte de un equipamiento interior más confortable, el primer quattro® experimentó durante los primeros años muy pocas modificaciones técnicas, como por ejemplo distintos indicadores digitales y avisos de alerta al conductor audibles, así como el sistema de frenos antibloqueo (ABS) y algunas mejoras en la parte del tren de rodaje.

Con el rediseño del modelo en el otoño de 1987, el quattro® obtuvo un diferencial Torsen y un motor de cinco cilindros de mayor cilindrada, pero que continuaba dando como antes 200 caballos de potencia, no obstante que proporcionaba el par máximo a un régimen más bajo. La potencia aumentó nuevamente en 1989 a 220 caballos tras la instalación de una nueva culata de cuatro válvulas por cilindro; la velocidad máxima pasó a ser 230 km/h.

En 1984 se comenzó a comercializar un modelo especial, que tiene hoy una reputación legendaria, y se podría decir que hasta mítica: el Sport quattro con una distancia entre ejes de 2.204 milímetros. Su nuevo motor sobrealimentado por turbocompresor con culata de cuatro válvulas en cada cilindro y bloque de aluminio proporcionaba 306 caballos de potencia. El empleo generoso de materiales de construcción ligera, como por ejemplo el kevlar, lo distinguía como auto de rally de calle.

Del quattro® ‘corto’, como solía ser llamado de parte de la afición, se fabricaron únicamente 224 unidades. Audi aprobó con él la homologación necesaria para competir en el Grupo B del Campeonato Mundial de Rally. En el precio del vehículo estaba reflejado su carácter muy exclusivo: 203.850 marcos (67.535 dólares).

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