Foro de seguridad vial FIPA: “La vida, en dos ruedas”

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La Federación Interamericana de Periodistas del Automóvil (FIPA), en su capítulo Colombia, reunió a expertos, organizaciones y autoridades para hablar sobre un tema preocupante en las vías del país y que tiene como protagonistas a las motocicletas, vehículo que se ha convertido en protagonista en materia de movilidad.

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Iniciativas como estas merecen ser realizadas en todos los países de la región, sin descartar a Paraguay que quizás sea uno de los territorios más afectados por los accidentes de los motociclistas.

“Al cierre de 2023, el parque automotor registrado llegó a 18.952.113 unidades, de las cuales 11.609.028 eran motocicletas”: Jorge Riveros – ANS.

“Hemos realizado 17.670 actividades de prevención, logrando sensibilizar a 571.868 motociclistas”: capitán Fandiño – Policía de Tránsito y Transportes.

“Las cifras muestran que entre enero de 2019 y julio de 2024 se registraron 31.238 personas fallecidas que involucran a vehículos de dos ruedas”: Sandra Moreno – Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.

UNO DE LOS OBJETIVOS DE LA FIPA

“La vida, en dos ruedas” no es un solo juego de palabras, sino el nombre con el que la Federación Interamericana de Periodistas del Automóvil (FIPA) quiso significar su primer Foro de Seguridad Vial, realizado en un entorno natural, como fue la Expo2R en Corferias, un evento en el que el protagonismo corrió por cuenta de las motocicletas y en el que se hacía necesario despertar conciencia y dejar sembrada una semilla, pues cualquier esfuerzo que se haga es válido para dejar de ‘contar’ tragedias y disminuir las cifras de muertes dramáticas en las calles, que ya se cuentan por miles.

PERIODISMO SOCIAL

Conscientes de que hay una responsabilidad compartida y que el periodismo, además de informar de forma veraz y profesional puede convertirse en un puente positivo entre las marcas y los consumidores, FIPA se dio a la tarea de reunir a un grupo selecto de expositores, quienes desde su visión y experiencia dejaron aportes valiosos que de seguro servirán para mejorar las prácticas en las vías y, como consecuencia, reducir las altas tasas de accidentalidad.

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Jorge Riveros, asesor de la Agencia de Seguridad Vial (ANS), dentro de su intervención, compartió sus perspectivas sobre los retos y realidades en la gestión de seguridad vial de los motociclistas, destacando que este tipo de vehículos ha ganado un terreno importante en el país. De hecho, según las cifras del RUNT, al cierre de 2023, el parque automotor registrado llegó a 18.952.113 unidades, de las cuales 11.609.028 eran motocicletas.

Y entre las razones que encuentra Riveros para estas cifras tan contundentes están “los menores tiempos en los desplazamientos (viajes más rápidos), la economía en los gastos operacionales, la excepción de pagos de impuestos y rodamiento (motos de menos de 125 centímetros cúbicos), el poco espacio para estacionamiento que existe en las ciudades y el no pago de peajes. Además, la motocicleta se ha convertido en una herramienta de trabajo y en una opción válida para llevar ingresos adicionales a los hogares”.

GRAN AUMENTO DEL PARQUE DE LAS 2 RUEDAS

El representante de la ANS también dejó en evidencia el crecimiento exponencial de los vehículos de dos ruedas, pues entre el 2001 y el 2023 se ha experimentado un alza en las ventas del 193%. Si bien Riveros dijo que en este 2024 se ha registrado una disminución del 4% en los siniestros viales, no ocultó su preocupación por lo acontecido en 2023, cuando se registraron 8.546 muertes, “el más alto de la historia, lo que quiere decir que, en ese periodo, cada día 23 personas perdieron la vida”.

Habló de la llamada “Visión Cero”, que apunta a cero muertes, una meta muy ambiciosa que con las buenas prácticas y el entendimiento de lo que sucede en las vías, podría estar más cercana. “Debemos entender que hay una corresponsabilidad compartida y que estamos sujetos al error humano. Pero se pueden tomar medidas, como las velocidades más seguras, la planificación de los viajes, el cumplimiento de las normas de seguridad, el mejoramiento de la infraestructura, además de un control y seguimiento a la pedagogía y una mayor capacitación de los vendedores de motos”.

El APORTE DEL AUTOMÓVIL CLUB DE COLOMBIA

Alfredo Albornoz, representante del Automóvil Club de Colombia y de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), entidad que ha venido trabajando de manera decidida en la seguridad vial, compartió un experimento interesante y habló sobre la supervisión cómo herramienta para cambiar hábitos.

Hizo un llamado de atención a las marcas que, si bien tienen como razón de ser las ventas, deberían estar más atentos a estas iniciativas educativas, como la planteada por FIPA, pues para él se trata de una acción conjunta entre los empresarios, las autoridades y todos los segmentos involucrados en el sector.

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“Nos dimos a la tarea de hacer un ejercicio con dos empresas en Bogotá, y una en Cali y Barranquilla, respectivamente. Equipamos 15 motocicletas con GPS para hacer un seguimiento diario sobre los comportamientos, e hicimos una división de dos grupos. Con uno de ellos no hubo retroalimentación, pero con el otro se hizo una socialización sobre la velocidad, las aceleraciones bruscas y el llamado ‘zigzagueo’, pero además de la capacitación hicimos énfasis de la importancia de las personas en el hogar”.

Y luego de 170.000 kilómetros evaluados, se encontraron con resultados positivos, pues con el grupo que se trabajó de la mano, con información constante y supervisión. “Entre un grupo y otro se evidenció una diferencia de 36,5% en acciones de riesgo por cada 10 kilómetros, gracias a la retroalimentación y control constante. Esto nos lleva a concluir que los motociclistas sí pueden cambiar los hábitos de conducta, pero para ello se requiere de una supervisión y de involucrar a las familias”.

LA POLICÍA UN AMIGO EN EL CAMINO

La Policía de Tránsito y Transporte de Bogotá se hizo presente con el capitán John Fredy Fandiño, quien destacó que la institución cuenta en el país con 32 seccionales y 5.000 agentes activos y coincidió con Albornoz que “se debe construir a través del conocimiento y sensibilizar las cifras. La prevención vial se puede hacer por medio de la información y de una manera diferente y con mensajes disruptivos. Por ejemplo, en nuestros puestos de control les preguntamos a los conductores quiénes los están esperando en su casa y llamamos a sus familias con un ánimo amable”.

El capitán considera que hay muchas maneras de llegarles a los motociclistas y que “a través de la repetición se pueden lograr muchas cosas importantes y para trabajar en los comportamientos se pueden hacer acciones a través de los clubes. Para salvar vidas hay que ser conscientes de una responsabilidad integral. Las normas son importantes, pero debe haber un acompañamiento con actividades educativas y con capacitaciones en las habilidades y destrezas en la conducción de las motocicletas”.

Y no se han quedado en las palabras, pues según el capitán Fandiño “hemos realizado 17.670 actividades de prevención, logrando sensibilizar a 571.868 motociclistas. No podemos desconocer que son muchos los factores que influyen en la accidentalidad, pues además de la impericia, la velocidad y los elementos distractores (como el celular), juegan en contra”.

MEDICINA LEGAL Y SU TRABAJO

Una visión descarnada de lo que sucede en las vías quedó en el tintero gracias a la intervención de la doctora Sandra Moreno, del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. “Las cifras muestran que entre enero de 2019 y julio de 2024 se registraron 31.238 personas fallecidas que involucran a vehículos de dos ruedas. De este total, 28.492 corresponde a las motocicletas; 2.726 a las bicicletas; y 20 a las patinetas, pero lo más preocupante es que sumados estos tres actores viales en el total de lesiones fatales en las vías, suman el 73.91%. En el tema de motocicletas, específicamente, los más afectados son los conductores, con un 72%, mientras que los pasajeros y peatones se llevan el 15% y 13%, respectivamente”.

Los números también craneano, muestran que las personas más expuestas son los jóvenes entre 18 y 28 años, pues en este periodo se registraron 7.926 víctimas fatales de este grupo. Incluso, en la población de adolescentes el número de fallecidos es de 787, que no deja de ser menos preocupante.

La doctora Moreno también compartió unas cifras interesantes y que resultan un llamado de atención para los conductores, y tiene que ver con el tipo de lesiones que se registran cuando se presenta un accidente en motocicleta. Los politraumatismos llegan a 11.695; el trauma craneano, 6.708; el trauma torácico, 914; el trauma abdominal, 495; el trauma cervical, 276; el trauma en extremidades, 202; y el trauma pélvico, 103.

Sobre los tipos de siniestros mostró cómo los choques con otros vehículos son los más comunes (11.313), y le siguen en su orden los choques con objetos fijos o en movimiento (5.613); el volcamiento (2.315); y la caída de la moto a un precipicio (215).

EL IMPACTO DE LOS JÓVENES

Finalmente, Hilda María Gómez, investigadora del Delfit, Road Safety, coincidió con los datos entregados por la doctora Moreno, en el sentido que “el hecho de que los jóvenes sean inexpertos y no tengan una menor percepción de los riesgos, además del desconocimiento de las normas de tránsito, influye negativamente. Y a ello hay que sumarle el consumo del alcohol, de las drogas y las altas velocidades”.

Dentro de sus recomendaciones, para minimizar los impactos, “se debe trabajar en velocidades más controladas, vehículos con mayor equipamiento de seguridad y vías mucho más seguras. Además, se requiere de mayor educación y más información de las legislaciones. Entre los desafíos está la tolerancia y compartir la vía sin conflictos; concientizar a todos los actores; controlar las prácticas de riesgo; y mejorar los esquemas de aprendizaje y los procesos de otorgamiento de licencias. Se hace necesario regular el transporte de niños en moto; y responsabilizar a los empleadores (cuando se utiliza como medio de trabajo) para que garantice una capacitación y ejerza un control de los elementos de dotación”.

Y a todo lo anterior, concluye, “se le deben sumar planes de movilidad y de capacitación vial y hacer ver que la convivencia en las vías es fundamental. 

Porque al final lo que importa es la vida, y la misma no se puede perder en dos ruedas…