Francia rebaja la velocidad en las carreteras secundarias
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Las autoridades de tránsito francesas han formalizado en una publicación oficial el pasado domingo que desde el próximo 1º de julio el límite de velocidad máxima permitido en las carreteras secundarias será de 80 km/h.
Las autoridades locales establecen como “carretera secundaria” toda aquella red vial que no formen parte de una red vial urbana, que tengan dos carriles y en las que se circulen en doble sentido sin división central. Hasta ahora el límite máximo permitido es de 90 km/h, lo cual significa que el nuevo límite reduce esa velocidad en algo más del 10% hasta fijarla en 80 km/h.
La decisión afecta a una red vial que en términos absolutos se extiende a 400.000 kilómetros y en términos relativos supone el 40% de la vialidad total francesa.
La medida será aplicada a pesar de que las encuestas realizadas en torno al tema arrojaron una desaprobación masiva del 76% de los encuestados. Al respecto el Primer Ministro francés, Edouard Phillippe, afirmó estar “totalmente preparado para no ser popular”.
Al anunciar la medida Phillippe dijo que la reducción del límite de velocidad en las carreteras secundarias “salvará entre 300 y 400 vidas al año”. El funcionario agregó que “uno de los objetivos de la administración pública es el de reducir la cantidad de fatalidades por accidentes viales.
Cifras ofrecidas por las autoridades francesas del tránsito expusieron que en el 2013 fallecieron 3.427 personas a causa de accidentes viales, fijando un mínimo estadístico absoluto. Desde entonces la tendencia se ha revertido y en los últimos doce meses han fallecido 3.684 personas.
Entre las voces a favor se encuentran las de varios comités en pro de la reducción de la siniestralidad vial y varias organizaciones no-gubernamentales, que aplauden la valentía del legislador al enfrentar “un problema tan grave como el del aumento de las fatalidades en carreteras”.
Entre las voces en contra se encuentran las de los usuarios, quienes afirman que los límites están por debajo de la capacidad de la industria automotriz de ofrecer vehículos cada vez más rápidos, cómodos y seguros.
Los transportistas, por su parte, alegan que la medida hará perder “tiempo y dinero” al negocio del traslado de mercadería y algunos ministros opinan que “aumentará las dificultades de conexión entre las grandes urbes y los centros periféricos, acrecentando el aislamiento de estos”. (Flash del Motor).