Hace 40 años que la tecnología aeronáutica cambió al deporte

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Están siendo muy pocos los medios especializados que recuerdan este mes en ocasión de cumplirse cuarenta años del 21 de mayo de 1978, fecha en la cual se realizó el Gran Premio de Bélgica como sexta prueba del Campeonato del Mundo de automovilismo Fórmula 1 y en la cual debutó un monoplaza que cambió para siempre la historia del automóvil de carreras; el Lotus 79.

El creador del carro fue el ingeniero aeronáutico Colin Chapman, titular del equipo Team Lotus y de la empresa automotriz británica Lotus Cars, especializada en la hechura de ligeros e ingeniosos autos deportivos. Su llegada marcó un antes y un después en el desarrollo de tecnología automotriz, al punto de considerársele uno de los carros más influyentes de la historia.

Ya Chapman y otros ingenieros de carreras como el sudafricano Gordon Murray habían estado experimentado con el “efecto suelo” (“ground effect”), que era el nombre bajo el cual se definían todas las aplicaciones del “efecto Bernoulli” a través de las cuales se sellaba al máximo la cantidad de aire que circulaba bajo un auto a fin de mantenerle pegado al pavimento.

El desarrollo en las carreras del “efecto suelo” y la aplicación del principio de Bernoulli no solo ayudaron a mejorar el desempeño de los autos de competición, sino que además mostraron el modo de evolucionar las carrocerías de los carros de serie, a fin de que la aerodinámica ayudara a reducir la resistencia al avance y mantuviera limpios elementos como vidrios y luces.

A mediados de los años ’70, sin embargo, Chapman tuvo una idea que todavía se considera genial; aplicar el “efecto Bernoulli” a través del desarrollo a la inversa de las teorías de sustentación en el aire que permiten volar a los aviones. En otras palabras, el ingeniero pensó que un auto de carreras podía tener alas que, en vez de hacerle volar sobre las nubes, le ayudaran a pegarse al piso.

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Perfecta

La idea de usar alas para pegar el auto al piso no era nueva; el propio Chapman la había introducido a la F-1 unos diez años antes. Lo nuevo fue añadir alas a la carrocería del carro, dentro de los laterales de éste, es decir, dentro de los pontones a los lados del cockpit.

En el Lotus 79, Chapman instaló dos grandes perfiles alares de incidencia negativa. Luego el ingeniero selló los laterales del auto con elementos elásticos – luego fueron de aluminio – que llamó chistosamente “faldas” o “mini faldas”. La idea era que el aire que entrara a los pontones del carro a alta velocidad circulara sobre los perfiles alares y lo ayudara a adherirse al piso, usando las faldas laterales para que ese aire no se escapara.

El resultado fue asombroso. El Lotus 79 mostró tal velocidad en curva que resultó inalcanzable para el resto de los carros, incluso aquellos que como los Ferrari y Brabham Alfa Romeo tenían motores V12 más potentes que el Ford Cosworth V8 usado por Chapman.

El debut deportivo del Lotus 79, en la pista de Zolder, Bélgica, deparó una victoria al equipo con el ítaloamericano Mario Andretti al volante. El auto disputó once de las dieciséis carreras del calendario 1978. Andretti ganó cinco y el sueco Ronnie Peterson otra. Este además escoltó a Andretti en tres ocasiones y habría logrado más resultados aún de no haber encontrado la muerte a causa del accidente sufrido en el GP de Italia, la antepenúltima fecha. Su reemplazo, el francés Jean-Pierre Jarier, dominó de manera absurda el GP de Canadá, que fue el último de ese año, hasta que su motor desfalleció. Nunca antes un carro había dominado el deporte de manera tan rotunda.

Para 1979, Chapman había planteado un concepto mucho más radical del “efecto suelo”, completamente convencido de que los rivales copiarían lo que había hecho en el Lotus 79. Sin embargo el carro resultante de eso, el Lotus 80, no fue en lo absoluto competitivo. Ya con la temporada iniciada hubo que volver al Lotus 79, que ya había sido copiado por todos los equipos rivales, algunos de los cuales crearon descaradas réplicas de éste. Lo mejor logrado por Lotus en esa temporada fue una escolta y dos podios que conquistó el argentino Carlos Reutemann en el Lotus 79, tras negarse rotundamente a manejar el Lotus 80 al no creer en sus cualidades.

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En total, el Lotus 79 disputó 26 carreras, once de ellas en su año debut de 1978. Su palmarés incluye seis victorias quince podios, diez pole y cinco vueltas rápidas, pero su legado técnico dará forma a la F-1 en los siguientes años, provocando una escalada de prestaciones tan violenta que la categoría prohibió el uso de carros-ala a partir de 1983.

Todavía, pese a la prohibición del uso de los pontones laterales en forma de ala, las ideas del Lotus 79 influenciaron el desarrollo de carros de carreras. La aplicación fiel de las ideas de Colin Chapman permitió a otro ingeniero británico, Patrick Head, construir para el equipo Williams monoplazas como el FW07 y el FW08 que dominaron el deporte en los tres años sucesivos.

Desde que el Lotus 79 dejó de correr, han sido muchos los pilotos que han podido colocarse a su volante en eventos de exhibición creados para autos de carrera de época. En una ocasión, el brasileño Rubens Barrichello, doble subcampeón de F-1, quedó absolutamente asombrado con la cantidad de agarre aerodinámico que podía generar aquel monoplaza que, gracias a ello, podía usar muy poco alerón en las rectas, siendo igualmente veloz en recta que en curva. (Flash del Motor).

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