Hace 70 años Henry Ford se convirtió en leyenda…
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Medios especializados de todo el mundo han recordado al empresario estadounidense Henry Ford al cumplirse el pasado viernes 70 años de su fallecimiento a los 83 años de edad, el 7 de abril de 1947, en Fair Lane, la vivienda que hizo edificar para su familia en Michigan, EE.UU.
Ford fue uno de los varios hijos de un granjero de ascendencia irlandesa y desde muy joven mostró aptitudes para la ingeniería mecánica.
En su juventud desempeñó varios trabajos como granjero, relojero, mecánico y electricista. Este último le permitió trabajar como técnico en la empresa de Thomas Edison y en esos tiempos comenzó a usar sus horas libres para trabajar en casa en el desarrollo de un pequeño motor de combustión interna que pudiera impulsar un ligero carruaje al cual denominó Cuadriciclo cuando pudo ponerlo en marcha por vez primera en 1896, es decir, un año después que los hermanos Duryea, Frank y Charles, patentaron y crearon el primer carro norteamericano con intención comercial.
Ford consiguió unos cuantos socios y los reunió en torno a una modesta construcción en la avenida Mack de Dearborn, que por esos años era un suburbio a las afueras de Detroit. Allí se estableció Ford Motor Company en 1903.
Muy pronto el agudo Ford comprendió que el futuro de la incipiente idea del automóvil estaba en el modo en que ésta pudiera masificarse.
Entendió que para ello se requería un vehículo sencillo, confiable, de poco mantenimiento y que pudiera armarse a muy bajo costo. Luego orientó a sus colaboradores a crear el Modelo T bajo esas premisas, para comenzar a venderlo en 1908, pero el verdadero avance llegará en 1911, cuando Ford se inspire de las ideas de Frederick Taylor para crear algo que revolucionará el mundo industrial y que lo sigue revolucionando a la fecha: la cadena de montaje, para producción en serie.
El patriarca convirtió a su empresa en un patrimonio exclusivo de su familia a partir de 1919, cuando ya era la primera empresa realmente trasnacional del mundo. Produjo algo más de 15 millones de unidades del Modelo T y paralelamente involucró a su hijo Edsel en la problemática empresarial e industrial.
Gracias al aporte de Edsel, Ford pudo organizar, estructurar, modernizar y hacer empresarialmente eficiente el emporio que había creado. Juntos, padre e hijo, desarrollaron numerosos proyectos dentro de Ford, dirigidos a la industria del automóvil y a la de la automoción, pero también a la siderúrgica, al agro, a la empresa aérea e incluso a las necesidades bélicas.
Ford fue un público adversario de la guerra, pero en privado fue un defensor de las ideas nazi (entre otras cosas) y un fabricante-proveedor de armas, vendidas al mejor postor, independientemente de su bandera política.
La historia de Ford, como la de cualquier hombre grande de la historia, está salpicada de controversias, de genialidades y de grandes errores, pero nunca hubo un empresario que hiciera un aporte tan contundente al mundo contemporáneo como Henry Ford, a quien se le atribuye, entre muchas cosas, haber creado la hoy pujante clase media norteamericana luego de entender que sus obreros necesitaban ganar suficiente dinero para comprarle carros a él.
Como todo patriarca, Ford fue un personaje genial, obstinado, irascible y tenaz. Ello sometió a grandes presiones la relación con su hijo Edsel, quien no carecía precisamente de autocrítica, ni de carácter. Ello hizo que el hijo heredara las riendas del imperio familiar, pero también le pasó factura en forma de un cáncer estomacal que acabó con él en 1943.
La muerte de Edsel creó un gran vacío en Henry, pero además le hizo volver a tomar las riendas de una empresa que ya gracias a Edsel era mucho más compleja, diversificada y difícil de manejar de lo que conoció Ford, quien con casi 80 años volvió al frente.
Fueron las presiones de su mujer, Clara, las que hicieron al magnate ceder en su orgullo y abdicar a favor de su nieto Henry Ford II, uno de los dos hijos de Edsel, no sin antes hacerle servir en la Marina y someterle a un intenso entrenamiento y formación empresarial, lo cual ocurrió en 1945, cuando Ford Motor Company era un gigante que amenazaba con desfallecer bajo el peso de sus propias debilidades.
Dos años después, el 7 de abril de 1947, Henry Ford falleció en un mundo muy diferente al que él conoció y cual contribuyó en gran manera a dar forma con su trabajo y sus ideas. (Flash del Motor).