La furgoneta Citroën 2CV ya es sexagenaria y media…celebrando los 65 años del lanzamiento del furgón
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El año de 1951 fue muy especial para Citroën, la segunda empresa automotriz francesa más importante entonces, al ofrecer al mercado local una versión furgoneta del utilitario 2CV, que tras ser desarrollado durante la II Guerra Mundial, había entrado al mercado dos años antes, en 1949.
El 2CV fourgounnette significó un éxito industrial para Citroën y brindó a muchos pequeños artesanos y empresarios franceses la oportunidad de reiniciar una actividad productiva básica con una inversión muy baja; factor fundamental en un país deprimido por los rigores de la posguerra.
El pliego de diseño original del 2CV impuso a sus creadores “concebir un carro capaz de transportar a dos personas y dos sacos de papas por las carreteras francesas (en esos años mayormente descampadas o adoquinadas) a 60 km/h. Su mecánica debía ser elemental y resistente, a fin de que el producto resultante fuera de bajo precio y de larga vida útil.
Para derivar la furgoneta, Citroën se limitó a eliminar la carrocería a partir del poste B del 2CV estándar. Sobre el bastidor de largueros en escalera se instaló una ligera caja con poca intrusión de las campanas de rueda y lo remató instalando en forma curva una plancha de metal corrugado similar a la que en esos años se usaban en Europa para techar barracas. El resultado fue en extremo prosaico, pero se reveló insospechadamente eficiente para trasladar carga ligera por las estrechas calles de las urbes francesas y por la singular red vial local.
La base propuesta por el 2CV furgón en 1951 fue admitiendo mejoras al incansable motor de dos cilindros opuestos, que recibió diversos aumentos de desplazamiento a partir de los 603cc originales. Una modificación sin duda necesaria y gracias a la cual los “furgoncitos” podían moverse a una velocidad ligeramente superior a 110kmh y alcanzar hasta 80kmh con plena carga.
En 1958 Citroën expandió sus operaciones en ultramar abriendo en Vigo, España, su primera fábrica de posguerra para producir ambas versiones del 2CV.
La original estampa del 2CV, lo práctico de su diseño, su versatilidad y su resistencia a abusos le permitió mantenerse como parte característica del paisaje francés de posguerra, e incluso mucho más que eso. Con el tiempo Citroën presentó una versión modernizada denominada Dyane y su utilitario rústico con carrocería de fibra de vidrio Mehari. Sin embargo el 2CV furgoneta mantenía una demanda alta y sostenida, llegando a sobrevivir a los productos que inicialmente se crearon para reemplazarle.
Solo en 1977, con el claro advenimiento de los utilitarios y furgones urbanos modernos, el 2CV furgoneta se reveló insuficiente para las necesidades de la pequeña industria francesa, que ya requería capacidades que no podía brindar el furgón. Este desapareció, aunque el sedán tradicional se mantuvo todavía varios años en producción.
Desde que Citroën Francia decidió abandonar la fabricación del 2CV furgón, éste pasó a ser un objeto de culto, lo cual no le inhibió de seguir prestando servicio gracias a su sencillez mecánica y a la amplia oferta de recambios. Hoy es una curiosidad, pero todavía es frecuente encontrar campesinos que le siguen sacando provecho del mismo modo que en algunas poblaciones rurales venezolanas como Tovar, Mérida y Trujillo siguen confiado en el inacabable Willys Overland.
En Citroën el 65º aniversario del lanzamiento del 2CV furgón no ha pasado desapercibido y la marca ha querido recordarlo a través de su oficina de RR.PP y su red comercial, dejando espacio a los clubes de aficionados para que hagan exhibiciones y muestras ante una asombrada generación de jóvenes que encuentran al “patico de carga” tan singular y atractivo como lo hicieron sus abuelos hace dos generaciones. (Flash del Motor).