La Liga de Campeones de conducción autónoma
Junto con IBM y universidades internacionales, Volkswagen está investigando la última disciplina de la conducción autónoma: los vehículos autónomos en el tráfico urbano.
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Hoy en día, Lane Assist y Adaptive Cruise Control (ACC) garantizan una mayor seguridad al conducir en autopistas y carreteras. Sin embargo, en la ciudad, las funciones de conducción automatizadas son un desafío completamente diferente. Los obstáculos son mucho más altos allí. Para superarlos, Volkswagen ha unido fuerzas con IBM, las Universidades Técnicas de Cluj-Napoca, Praga y ETH Zurich dentro del proyecto ‘UP-Drive’ financiado por la Comisión Europea.
IA Y ROBÓTICA COMO ELEMENTOS CLAVE
El nombre ‘UP-Drive’ significa estacionamiento urbano automatizado y conducción. Juntos, este consorcio de compañías industriales internacionales e instituciones de investigación quiere hacer que la conducción autónoma en áreas urbanas sea una verdadera realidad. El proyecto de cooperación ‘UP-Drive’ tiene como objetivo acelerar el desarrollo de la conducción autónoma, especialmente cuando se trata de inteligencia artificial (IA).
“La IA y la robótica son elementos clave en la movilidad conectada y automatizada y, por lo tanto, el apoyo público para proyectos de investigación relacionados es una buena inversión. El proyecto UP-Drive tiene el potencial de mostrar la capacidad de los investigadores académicos e industriales europeos para brindar beneficios reales de estas tecnologías a nuestros ciudadanos”, dijo Mariya Gabriel, comisionada de la UE para la Sociedad y Economía Digital.
LOS MAYORES DESAFÍOS PARA LA CONDUCCIÓN AUTÓNOMA
“Lo especial de este proyecto es que se lleva a cabo en áreas urbanas con situaciones de tráfico extremadamente diferentes, y la infraestructura también es diferente en cada ciudad”, explica Axel Heinrich, Director de Innovación del Grupo Volkswagen. El objetivo de Volkswagen y sus socios del proyecto es poder utilizar las funciones de conducción automática no solo en la autopista y al estacionar, sino también en el tráfico urbano a largo plazo. “El tráfico urbano es el mayor desafío para la conducción autónoma. Si puede manejar esto, puede manejar todo el espectro”, enfatiza Heinrich.
Hasta que llegue el momento, todavía queda mucha investigación básica por hacer. Por ejemplo, en el campo de la tecnología de sensores. Para que un vehículo pueda conducir de forma autónoma, se requieren varios sistemas de sensores: láser, radar y cámaras, por ejemplo, escanean el entorno en busca de posibles peligros. Hasta este punto, cada uno de estos sensores ha evaluado sus propios datos de entrada y extraído objetos relevantes. Estos objetos se comparan usando inteligencia artificial y se conectan entre sí. Esto funciona bien en la autopista, pero en el tráfico urbano mucho más complejo, el enfoque pronto alcanza sus límites.
LAS CINCO ETAPAS DE LA CONDUCCIÓN AUTÓNOMA. MEJOR EVALUACIÓN, DATOS MÁS PRECISOS
Por lo tanto, los socios de cooperación han desarrollado e implementado una nueva idea para la aplicación práctica. En lugar de procesar los datos del sensor por separado en cada sensor, todos los datos brutos del sensor ahora se correlacionan primero de manera central entre sí. Solo entonces se extraen los objetos relevantes del conjunto de datos mejorado. En otras palabras, no se pierden datos intermedios, que podrían ser relevantes para la imagen final, por ejemplo, la posición exacta de un peatón en una fracción de segundo. Estos conjuntos de datos más precisos pueden ser decisivos en espacios urbanos.
La precisión es lo que cuenta. Por esta razón, los socios del proyecto en el trabajo conjunto de investigación también se están dedicando a la calibración más precisa de los sensores en el vehículo. Para poder implementar funciones de conducción relevantes para la seguridad, desde la conducción autónoma hasta el Nivel 3, se debe garantizar que la calibración de los sensores sea absolutamente correcta en todo momento. Esto puede verse afectado por un chip de piedra o solo por cambios térmicos. Por esta razón, el sistema realiza la calibración “en línea”, es decir, constantemente durante la operación. Si detecta una desviación, el sistema reacciona dentro de unos 100 milisegundos e inmediatamente compensa los errores. Lo innovador de esto es que los datos de diferentes sensores se compararán inteligentemente. Como resultado, se logra una precisión significativamente mayor y el automóvil permanece completamente funcional en todo momento.
LAS PRIMERAS PRUEBAS DE CONDUCCIÓN AUTÓNOMAS COMENZARON A PRINCIPIOS DEL MILENIO
La “Misión de conducción autónoma” fue lanzada por el Grupo Volkswagen a principios de la década de 2000 en los Estados Unidos. Como parte del DARPA Grand Challenge, lanzado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), Volkswagen condujo de forma autónoma por el desierto de Mojave en Nevada. Esto fue seguido en 2007 por los primeros intentos de probar la conducción autónoma en áreas urbanas. En 2017, SEDRIC, abreviatura de Self-Driving Car, se presentó por primera vez como un vehículo conceptual. Daba una idea de cómo podría verse un vehículo autónomo en el futuro. A saber: disponible con solo presionar un botón, simple, sostenible, cómodo y seguro.
Hoy en día, la mayoría de las tareas de manejo aún las realiza el conductor, quien toma todas las decisiones en el tránsito. Pero gradualmente la responsabilidad se transfiere al vehículo. Esto significa que los sistemas pueden realizar ciertas tareas de conducción de forma independiente y sin intervención humana, inicialmente durante un período de tiempo limitado y en condiciones adecuadas y predefinidas. El trabajo conjunto de investigación en el proyecto ‘UP-Drive’ juega un papel importante para garantizar que este desarrollo continúe y que la conducción sea cada vez más segura.