Los fans recordaron a Schumacher en su 49º cumpleaños y sigue el silencio

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Al cumplir el ex piloto alemán Michael Schumacher 49 años de edad el 3 de enero han sido numerosas las recordaciones y homenajes que han querido rendirle sus fanáticos y allegados a través de las redes sociales y los medios especializados, mostrando que a pesar de los cuatro años de ausencia pública, su imagen sigue sin ser olvidada.

 El astro nació en el poblado de Hurt Herrmulheim, al sur de Alemania, el 3 de enero de 1969, pero pronto se trasladó con su familia a Kerpen, otra aldea cercana, donde su padre, Rolf, fue contratado como encargado del pequeño kartódromo que en los años ’60 construyeron los herederos del piloto alemán Wolfgang Von Trips.

En el pequeño kartódromo de Kerpen (hoy propiedad de la familia Schumacher), el pequeño Michael dio sus primeros pasos en el deporte junto con su hermano menor, Ralf.

Luego se fue proyectando desde el karting hasta categorías de promoción de monoplazas como la Fórmula Opel o la Fórmula 3, ganándose un inmediato prestigio que le permitió ser contratado por la escuela de prospectos de Mercedes-Benz Motorsport para su equipo junior y, por cuenta de ésta, debutar en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 en agosto de 1991, en el Gran Premio de Bélgica, con 22 años de edad.

La llegada de Schumacher a la F-1 no pasó desapercibida debido a su gran nivel de formación física, mental y profesional. Ello le colocó enseguida en una posición envidiable, proyectándole dentro de una categoría que en menos de dos años perdería por diversas razones a todos sus grandes ídolos: Nelson Piquet, Nigel Mansell, Riccardo Patrese, Alain Prost y Ayrton Senna.

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El fallecimiento trágico del brasileño Senna en mayo de 1994 dejó a la categoría reina carente de “grandes nombres” y Schumacher ocupó esa vacante debido a su veloz ascenso en el deporte, pero para los más conocedores fue notorio el modo en que el alemán y su equipo se valieron hábilmente del uso no detectado de tecnología ilegal para ganar carreras y títulos.

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El cisma creado en el automovilismo mundial por la muerte de Senna creó numerosos problemas en la categoría y ello ayudó a que las irregularidades deportivas constantemente cometidas por Schumacher y su entorno fuesen silenciadas. Una razón era el deseo de evitar nuevas polémicas, pero otra era la carencia de nombres tan prominentes como el del alemán en una categoría sedienta de nuevos ídolos.

En nombre del beneficio comercial de la Fórmula 1, sus regentes comerciales propiciaron que sus nombres más prominentes, el de Michael Schumacher y el del equipo italiano Ferrari, se unieran y fuesen apoyados con diversos favores reglamentarios para ayudarles a tener éxito.

Los favores otorgados a Schumacher y Ferrari en el marco de un acuerdo comercial suscrito a fines del pasado siglo y avalados por la gran mayoría de los otros equipos participantes a cambio de dinero, fueron bien aprovechados por la dupla, que gracias a ellos y a una férrea disciplina de trabajo consiguió consecutivamente cinco títulos mundiales entre 2000 y 2004, imponiendo records aun vigentes en cantidad de títulos y victorias.

Al vencer el acuerdo comercial que tanto favoreció a Ferrari a inicios de este siglo, los regentes del equipo reconocieron que el costo financiero de seguir auspiciando los triunfos del piloto con una infinita superioridad técnica y política estaba resultado cada vez más superior a los beneficios comerciales y financieros que esos éxitos generaban.

En un ambiente ya saturado por las constantes victorias de Schumacher, se le invitó a éste a seguir formando parte del ambiente pero en un contexto de mayor igualdad mecánica frente a sus rivales. El piloto vaciló ante tal propuesta y finalmente Ferrari apoyó su retiro a finales de la temporada 2006.

Luego de abandonar las carreras, Schumacher comenzó una nueva etapa de su vida, en la cual inexplicablemente optó por medirse en numerosas competencias deportivas de todo tipo, en motociclismo, kart, esquí y balompié, despreciando todo riesgo, de un modo en el cual jamás lo hizo durante sus tantos años en F-1. En ese contexto sufrió una aparatosa caída durante una competencia motociclista que dejó secuelas en su condición neurológica que luego resultarían muy serias.

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Una oferta de Mercedes-Benz Motorsport para que Schumacher volviera a las pistas fue inesperadamente aceptada por el piloto, que regresó a la F-1 a partir del 2010 y con un contrato por tres años. Las condiciones de este acuerdo otorgaban al alemán todo tipo de apoyo técnico y logístico, pero ninguna ayuda técnica, reglamentaria o política de tipo ilegal como las que disfrutó en su etapa previa. Esas condiciones habrían sido aceptadas por el piloto en consecuencia de su deseo de probarse a sí mismo en condiciones de igualdad técnica frente a sus rivales.

Sin la ayuda de reglamentos favorables, superioridad técnica abismal, apoyo político y tecnologías prohibidas como el control de tracción que le dio dos títulos en 1994 y 1995, el rendimiento de Michael Schumacher tras su retorno fue desastroso. Sus tres años con Mercedes-Benz mostraron su verdadero valor como piloto cuando ya la excelsa preparación física mostrada en 1991 no era una excepción sino una norma entre todos los participantes. Esos tres años mostraron también a un hombre más humano y sensibilizado, que anunció su retiro definitivo de las carreras a finales del 2012 una vez ungió en Sebastian Vettel – su paisano y protegido – como su sucesor.

Pese a retirarse de las pistas, Schumacher siguió con esa inexplicable búsqueda del riesgo extremo, como si todavía tuviera necesidad de probarse algo a sí mismo. En esas condiciones – un año después de su retiro definitivo – se trasladó a la estación de esquí de Mirabel, Francia, para disfrutar sus vacaciones navideñas. Allí no se limitó a usar las pistas de la escuela de esquí – seguras y bien delimitadas – optando por usar tramos aledaños y despreciando las condiciones de seguridad con las cuales durante sus dos décadas como piloto insistió en rodearse escrupulosamente.

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Intentar un descenso por una pendiente sembrada de piedras resultó fatal para el Campeón, que sufrió una caída a una velocidad relativamente baja que golpeó su cabeza. Aparentemente usar una cámara de video “go-pro” por solicitud de los dueños del lugar habría sido perjudicial, pero las secuelas neurológicas de la caída en moto de unos años antes también habrían tenido un papel determinante.

Los testimonios en el lugar contaron que Schumacher, tras la caída, se mantuvo consciente y en esa condición fue trasladado al helicóptero que le trasladó a un hospital cercano. El propio Schumacher habría convenido en someterse a un coma artificial para evitar riesgos, obviamente sin saber que tardaría varios meses en salir de él.

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Desde aquel fatídico 29 de diciembre de 2013 la vida de Michael Schumacher y de su familia cambió radicalmente. Las informaciones sobre su verdadera condición son inciertas y escasas debido al estrecho cerco impuesto por su familia. Su esposa, Corinne, ha tomado las riendas de la familia y sus hijos han intentado seguir adelante con sus vidas: Gina María, nacida a poco de llegar el piloto alemán a Ferrari, es una destacada amazona y ha combinado esto con su formación universitaria; y Mick, de 20 años, decidió seguir los pasos de su padre y formarse como piloto, pero tras dos años en Fórmula 4 y uno en Fórmula 3 debe todavía dar indicios de que sus condiciones tienen que ver más con facultades personales que con el aval del apellido, con el cual ha conseguido competir en condiciones técnicas muy ventajosas.

“No perdemos nunca la esperanza de que algún día volvamos a tener al Michael de siempre, porque lo seguimos echando de menos”, suele decir Sabine Kehm, la relacionista pública del piloto, cada vez que debe hablar en público de su condición.

4 AÑOS DE SILENCIO SOBRE SALUD DE MICHAEL SCHUMACHER

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Medios especializados de todo el mundo, mayormente digitales, no han dejado pasar la ocasión de recordar al siete veces Campeón del Mundo de automovilismo Fórmula 1, Michael Schumacher, al haberse cumplido el pasado viernes cuatro años desde que el 29 de enero de 2013 sufriera un grave accidente de esquí mientras disfrutaba de sus vacaciones navideñas en Mirabel, Francia.

Desde que el piloto – que cumple hoy 49 años de edad – sufriera aquella dramática caída mientras esquiaba hace cuatro años, las informaciones divulgadas sobre su verdadera condición médica han sido muy escasas y difícilmente verificables en el caso de no haber sido generadas oficialmente. Ello se debe al espeso cerco que en torno al corredor alemán ha tejido su familia, comenzado por su esposa, la caballista alemana Corinne Bestch.

Tras sufrir la caída, que habría lesionado mayormente la zona posterior de su cabeza, Schumacher fue trasladado en helicóptero a un hospital cercano donde le fue inducido un coma artificial. En ese estado se mantuvo varios meses, hasta que a mediados del 2014 los galenos autorizaron el traslado a su residencia situada en el cantón suizo de Gland.

Sobre la reclusión de Schumacher han sido pocos los detalles que han trascendido. Estos incluyen haber armado un grupo médico de una quincena de profesionales que se encargan de atenderle las 24 horas del día que, sin embargo, no han generado mayores informaciones realmente reveladoras.

Han sido pocas las personas a las que la familia Schumacher ha permitido el acceso al ex corredor. Entre ellas se encuentran sus antiguos jefes en el equipo italiano Scudería Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo; Jean Todt (actual Presidente de la Federación Internacional del Automóvil) y Ross Brawn. También su ex compañero de equipo, el brasileño Felipe Massa, ha podido visitarle, al igual que varios directivos de Mercedes-Benz y Mercedes-Benz Motorsport. Sin embargo la mayoría de las personas que en su momento estuvieron profesionalmente cercanas al astro han sido vetadas, incluyendo sus históricos y antiguos manager, los empresarios Flavio Briatore y Willy Weber, quienes se han quejado públicamente de ello.

Según han coincidido varias publicaciones alemanas – incluyendo el semanario del corazón ‘Bunte’, que por muchos años fungió como medio “no oficioso” de comunicación para la familia Schumacher – el ex piloto de Ferrari se mantiene postrado en una silla de ruedas, conserva plena conciencia, reconoce a su entorno familiar y expresa emociones, pero físicamente se encuentra muy reducido – pesa unos 45 kilos – y apenas puede mover algunas partes de su cuerpo para hacer expresiones faciales o mover ligeramente sus brazos y piernas.

Hace dos años la publicación ‘Bunte’ fue demandada por la familia al publicar que Schumacher podía levantar uno de sus brazos a medias y podía caminar, apoyándose en dos enfermeros. La revista fue obligada a cancelar una compensación de 45.000 euros a la familia por “la publicación de información no autorizada” pero sus editores nunca retractaron la información publicada a pesar del firme desmentido de la familia.

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En cuatro años, la enorme fortuna de los Schumacher se ha reducido a la mitad, en consecuencia con los formidables gastos médicos que ha habido que asumir y también debido a la necesidad de cancelar deudas por concepto de servicios, mantenimientos y similares.

A la fecha, algunos medios alemanes han señalado que Corinne Schumacher “ha podido vender diversos automóviles, inmuebles y vehículos de transporte que no estaban siendo usados y estaban acumulando deterioro a la vez que generando gastos”.

Varios medios afirmaron que “la situación financiera de la familia Schumacher está lejos de ser desesperada. Ciertamente el patrimonio se ha reducido enormemente, pero también se ha reducido en superior proporción el costo de mantenerlo, que antes era muy considerable pero podía costearse mientras el deportista estuviese públicamente activo y por ende generase ingresos frescos. Algo que dejó de ocurrir en diciembre del 2013”.

Otras notas explicaron que algunas demandas interpuestas al ex piloto por varios patrocinadores por incumplimiento de sus contratos han sido ya resueltas y “se han pagado indemnizaciones”. Otras empresas convinieron en mantener sus acuerdos de patrocinio al piloto hasta la prescripción de estos. Una excepción parece ser la empresa automotriz Mercedes-Benz, que sigue patrocinando al piloto.

En los últimos tiempos, la familia ha intensificado sus esfuerzos para compensar la falta de informaciones oficiales sobre la condición médica del piloto con iniciativas mediáticas que recuerden “al gran Campeón que siempre ha sido Michael”, abriendo canales oficiales en redes sociales y auspiciando muestras fotográficas y objetos asociados a su pasado deportivo. Entre ellos destaca el monoplaza Ferrari con el cual ganó el título en el 2001, que fue subastado hace pocos meses en 4.5 millones de dólares. (Flash del Motor).

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