Recordando al automóvil anfibio en el “Día Mundial del Agua”
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En ocasión de celebrarse el pasado 22 de marzo el “Día Mundial del Agua” es importante enarbolar la bandera de la conservación de este vital elemento y, sobre todo, recordar que – a diferencia de lo que por años repitieron las lecciones escolares – estamos hablando de un recurso natural que no es renovable (al menos, no con la facilidad que algunos creen) y cuya presencia es fundamental para la vida en el planeta.
A lo largo de la historia largamente centenaria del automóvil, los diferentes fabricantes de autos de todo el mundo han intentado concretar la utopía de crear un vehículo capaz de desplazarse sin problemas por tierra, aire y agua, por tierra y aire, o por tierra y agua. A este último grupo se le ha dado por llamar “vehículos anfibios”.
Como la intención de esta nota es sumarnos a la celebración por el “Día Mundial del Agua” y ser portavoces desde esta tribuna de la necesidad de administrar adecuadamente el uso de este importantísimo recurso natural, no haremos acá una exposición histórica del concepto del auto “anfibio” sino que nos limitaremos a recordar las iniciativas más exitosas de la industria al intentar hacer convivir sin impacto natural negativo el concepto de automoción con la transición entre tierra y mar.
La marca alemana Volkswagen es la que históricamente ha sido más asociada al concepto del automóvil anfibio, por la facilidad para flotar indefinidamente que siempre tuvo su famoso Volkswagen Escarabajo y porque a lo largo de los años inmediatamente posteriores a su creación en la década de 1930 ha creado una gran e interesante cantidad de propuestas híbridas para uso militar.
El concepto del automóvil anfibio ha sido estudiado por diversos creadores independientes, que han intentado a lo largo de todo este tiempo producir en serie un carro que no exija hacer demasiados esfuerzos para funcionar sobre el agua o sobre la carretera. Muchos de estos inventos han sido desarrollados en Francia y Gran Bretaña que, como sabemos, están separadas por el famoso Canal de la Mancha, que en la mayoría de los casos ha sido la gran inspiración para la automoción anfibia.
La publicación mensual Quattroruote, por su parte, publicó como tema de portada en una edición impresa de 1964 una imagen de un Volkswagen Escarabajo flotando sobre una bahía italiana, durante la prueba realizada por los especialistas de esta revista.
El vehículo anfibio más exitoso y más recordado debería ser el descapotable de cuatro plazas Amphicar, desarrollado y puesto en producción por el ingeniero alemán Hans Trippel. El carro apareció en el “Salón Internacional del Automóvil de Nueva York” en 1961 y entre 1961 y 1965 se produjeron 3.878 unidades, vendidas mayoritariamente en EEUU, donde la empresa constructora del vehículo mantuvo operaciones comerciales hasta 1967. Ese año las normas de seguridad norteamericanas impidieron seguir ofreciendo el Amphicar en ese país y, en paralelo, la empresa fabricante se declaró en quiebra.
El Amphicar era muy manejable en tierra y mar, en condiciones que no fueran adversas y extremas. No era muy rápido y exigía cuidar escrupulosamente el engrase y evitar los efectos de la corrosión, pero el proceso de usarlo en tierra y mar era sumamente fácil y natural. Además era un carro mecánicamente sencillo, bastante confiable y en general fácil de reparar. (Flash del Motor).