Recordando los más famosos autos “low cost” de la historia

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Desde sus orígenes, el automóvil no ha sido precisamente barato y tampoco se ha caracterizado por venderse por poco dinero. Hubo empresarios como Henry Ford que encontraron la receta para ganar dinero produciendo carros de bajo precio que, en consecuencia, tenían márgenes comerciales muy escasos. Luego hubo empresas como Volkswagen, Fiat o Renault que lograron hacerse grandes al especializarse en la hechura de carros de bajo precio. Asi lo relata Julian Afonso Luis para la pagina Flash del Motor, que sigue diciendo a continuación:

Sin embargo, la historia del automóvil ha ido inexorablemente paralela al desarrollo técnico de este invento y esto último exige cada vez más dinero, por lo cual el concepto inicial de carro de “bajo precio” ha sido cambiado por conceptos como “utilitarios”, “autos urbanos” y cosas similares.

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Siempre ha habido (y habrá) empresas que intentan encontrar – tal como lo hizo en su momento Henry Ford – el modo de producir carros técnicamente actuales (lo cual es cada vez más difícil) y que a la vez puedan venderse por poco dinero, generando ganancias en forma directa. El modo en que tantas empresas han fracasado deja ver hasta qué punto esto se hace cada vez más difícil.

Esta semana, en consecuencia con el anuncio del cese de producción del Tata Nano, hablaremos de varios proyectos que en su momento pretendieron vender vehículos de muy bajo precio a través de diversos esquemas comerciales e industriales.

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En la historia de los carros “low cost” hubo empresarios como Ratan Tata, que pensó que un vehículo de este tipo debía diseñarse de cabo a rabo como tal y producirse también de un modo especial.

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Ha habido también empresarios como el norteamericano Malcolm Bricklin, quienes pensaron que la sola ventaja de ofrecer un carro totalmente nuevo a estrenar al precio de uno usado, podría obviar muchas cosas. Un experimento que Bricklin intentó primero con el Subaru 360 a finales de los años ’60 y que luego intentó con el Yugo en los años ’80.

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En los mercados emergentes la receta preferida para hacer autos “low cost” tiene que ver con la alteración de la “mezcla” del producto. Eso, en otras palabras, significa que un carro que parece igual al de los mercados premium en la práctica no lo es, porque está hecho con diferentes materiales y métodos industriales. Algo que tiene muchas implicaciones, para bien y para mal.

Algunas empresas han jugado con los ciclos industriales y de producto, apostando a que un largo ciclo comercial que pueda amortizar los costos de diseño generaría a la larga la posibilidad de vender a bajo precio y con un buen margen comercial.

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Otras empresas, como pueden ser Lada o Dacia, han surgido a través de intercambios y acuerdos con trasnacionales ya establecidas que ceden tecnología y “know how” ya caduco que, sin embargo, funcionan bien en mercados menos desarrollados como en su momento fueron los de Rusia, Rumania o Latinoamérica.

Todas estas iniciativas, tarde o temprano, acaban teniendo como su mayor competidor a la propia industria. La historia ha reseñado que usualmente un carro “low cost” de la empresa X acaba teniendo como su principal rival en el mercado a otros carros de superior nivel hechos por esa misma empresa X (u otras) que tienen varios años de uso pero que gracias a la depreciación pueden ofrecer características de equipamiento y de ingeniería que no tienen los “low cost”…

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Esto, puesto como ejemplo, supone poner a elegir a quien en 1988 podía comprar un mini auto Yugo totalmente nuevo con un nivel de calidad inherente a su precio, o un sedán subcompacto hecho por Ford, Chevrolet u otra marca con varios años de uso, pero de mayor tamaño y mejor equipado.

El análisis de los “low cost” no debe prescindir de la enumeración de las características que debe tener un carro de este tipo para que sea industrialmente viable y, desde nuestro punto de vista como comunicadores y especialistas, podríamos sugerir alternativas que permitirían construir carros de bajo costo sin necesidad de extremar o empobrecer tanto sus características, como hizo Ratan Tata. Desde este último punto proseguiremos en sucesivas entregas. (Flash del Motor).

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