Venezuela: sólo quedan ruinas de la industria automotriz
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Galpones vacíos, polvo, telarañas, máquinas apagadas, vestuarios desolados, baños sucios y un silencio sepulcral; así nos describió cómo se encuentra una ensambladora de vehículos en Venezuela, el dirigente sindical Christian Pereira, Secretario General del Sindicato de la Fiat Chrysler (FCA) Venezuela, de acuerdo a un escrito del periodista automotor, Raul Alvarez, de Flash del Motor.
“Hay un desconcierto total, estas empresas sólo les importó la renta petrolera, en los mejores años hicieron de todo, menos invertir en el país, menos planificar un industria fuerte, rentable y sostenible en el tiempo; ante la hecatombe de los ingresos de las divisas petroleras, las automotrices han reducido al mínimo sus operaciones, algunas ya ni operan, otras se marcharon y a partir de allí es la situación de los trabajadores, caótica, desesperanzada, nuestros ingresos por el subsuelo”, agregó en una entrevista concedida y publicada en el portal ‘Aporrea’.
Pereira en sus declaraciones centra las responsabilidades en las empresas y olvida la cuota de responsabilidad que tienen tanto el régimen y los propios sindicatos de trabajadores en la crisis de la industria.
Los sindicatos del sector y su Federación que los agrupa nunca asumieron el papel que legítimamente les correspondía cuando hace ya varios años el régimen mostró sus cartas y comenzó a estrangular a las ensambladoras y fabricantes de autopartes, llevándose por delante, además, a concesionarios, repuesteros y talleres mecánicos. Fueron más fieles a la ideología gobernante que a su obligatoria defensa de los puestos de trabajo, de mantener las líneas de producción en pleno funcionamiento.
El desastre de la industria no es nuevo. Tiene ya varios años precipitándose y el régimen maniobrando para golpear a la cadena automotriz mientras favorecía a los distribuidores de vehículos chinos. No se olvida la prensa especializada que el día en que constituían su Federación los sindicatos reunidos en asamblea en Valencia, por sus propias narices el régimen pasaba cientos y cientos de vehículos chinos desembarcados en Puerto Cabello, en tránsito hacia Las Tejerías y Caracas. No dijeron ni pío…
Hay ensambladoras que, en efecto, tienen ya más de dos años sin producir ningún vehículo. Y ello golpea directamente la supervivencia de los fabricantes de autopartes que son sus proveedores. Y además a los concesionarios, hoy cientos de ellos cerrados con sus vitrinas vacías y hasta alguno prestó su sala de exhibición para vender hortalizas…
Christian Pereira no toca la situación de los trabajadores que hacen vida laboral, supuestamente, en las plantas de Chery y Venirauto, las empresas mixtas con cuya producción el régimen ofreció una y otra vez que iban a inundar Suramérica con los carros exportados. Que los países amigos del régimen harían cola para importar la producción venezolana… ¡Cuentos chinos!